La magia de la altitud en el Malbec del Viejo y del Nuevo Mundo
El Maestro del Vino, Cees van Casteren MW, ha escrito un breve artículo en el que reflexiona sobre sus experiencias con la altitud y su fascinante conexión con el mundo del vino. En este artículo, comparte sus reflexiones sobre las características contrastadas del Malbec del Viejo Mundo y del Nuevo Mundo, estableciendo paralelismos entre sus encuentros personales con los rápidos cambios de altitud y los terruños únicos que dan forma a estos vinos tan distintos. Utiliza los Malbec de Alpasión, en el Valle de Uco (Mendoza), como ejemplo de cómo los viñedos de gran altitud producen una expresión única y distinta de esta apreciada uva. Éstas son sus reflexiones:
No hace mucho, volví al One World Trade Center después de visitar las Torres Gemelas por primera vez en 1992. Recuerdo que ibas con ascensores “interurbanos” hasta cada décima planta y luego con un ascensor de parada hasta las plantas intermedias. Esta vez, cogimos el ascensor exprés que va desde la planta 0 sin paradas hasta la 102. Esto se hace en 40 segundos, a 21,5 pisos por segundo sin que sientas nada. De repente estás allí, 400 metros más arriba.
Tuve el mismo asombro la primera vez que volé de Lima a La Paz; despegué a nivel del mar y aterricé a más de 3.500 metros de altura. Desde el momento en que se abrió la puerta del avión se me aceleró el corazón, y unas horas después me sobrevino un dolor de cabeza que me duró unos días.
Al igual que los humanos se adaptan a las diferentes elevaciones, también lo hacen las vides. Cada 100 metros más de altitud suponen una media de 0,6 grados menos. Asimismo, la diferencia entre la temperatura diurna y nocturna aumenta proporcionalmente a medida que aumenta la altitud. Además, la intensidad de la luz solar es mucho mayor que a nivel del mar. Esencialmente, las uvas de la misma variedad en altitud son diferentes de las que hay a nivel del mar.
Cuando se comparan los Malbec Alpasión del Valle de Uco, cerca de Mendoza, en Argentina, con los de Cahors, en el sur de Francia, la diferencia es notable. El Malbec argentino, gracias a su terroir de gran altitud, presenta un perfil afrutado más vibrante, con taninos más suaves y aterciopelados y una acidez refrescante, mientras que el Malbec francés es más estructurado, con un carácter más oscuro.
Este vibrante contraste queda perfectamente ejemplificado en los Malbec de Alpasión. Sus vinos, cultivados a gran altitud, muestran lo mejor del potencial de altura de Argentina. Encontrará la fruta brillante prometida, los taninos suaves y accesibles, y esa deliciosa y crujiente acidez que los hace a la vez refrescantes y profundamente satisfactorios. Alpasión captura la esencia de lo que hace que el Malbec de altitud sea tan atractivo, ofreciendo un verdadero sabor del elevado terroir de Argentina.
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